Hoy el
Diario La Nación, publica un adelanto de una nota que saldrá el domingo, y que le realizó a
Juana Viale. La nieta de
Mirtha Legrand habló de todo.
Aquí un extracto de lo que se leerá el domingo en la
LNR.
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Juana Viale. |
En un año de escándalos, con una obra de teatro en cartel y a días del estreno de La patria equivocada, conversa con LNR sin restricciones. "Mi vida es el Truman Show", se lamenta sin perder prestancia ni una pizca de su apabullante belleza. Y asegura que desde que tiene uso de razón ya había algún fotógrafo dando vueltas a su alrededor. Juana Viale suele hablar de ella misma como uno, denomina genéricamente el episodio a aquel video en el que se la ve en un auto con el ex ministro Martín Lousteau, y los sucesos a la seguidilla de hechos desgraciados que tuvieron lugar después (la pérdida de su bebe y las fotos hot con su marido que trascendieron tras el robo de un celular). "Aprendí a callar mucho -resume-. Cierta prensa tiene que llenar páginas hablando de mi vida y uno tampoco puede estar constantemente a la defensiva aclarando a cada lugar que va, qué hace, qué dice o no hace. Hay que dejarlos. Uno a veces se enoja cuando lee cosas que no son ciertas o que son hiperdolorosas". Sobre la situación de su vínculo con Gonzalo Valenzuela, es categórica: "me pesa más el daño que hice que el que yo me pueda haber hecho. Me afecta más el daño que hice a la gente que realmente quiero. El daño fue a Gonzalo, no a mí. De mí han hablado y van a seguir hablando. Yo no me persigo. Por suerte Gonzalo es una persona que hay en un millón y medio, muy especial, y el amor que nos tenemos nos ha hecho posible salir de la fosa". Su abuela, que la adora, asegura que es una diva. Marcela Tinayre, su madre, la define: "No tiene vueltas, es directa, por momentos malhumorada, pero cuando se ríe, irradia luz". Ella asume su lugar dentro de una familia especialmente extravertida ("No puedo decirle a mi abuela, porque decidió ser pública, que me condenó a mí"), pero confiesa que le gustaría que sus hijos pudieran verse eximidos de tanta presión. "Si fuera por mí, quisiera que Ambar sea bióloga, que esté detrás de un microscopio y que su problema sea que no se regeneran las células, antes que estar expuesta a este mundo que es tan frívolo y cruel".